Las memorias de Juan Carlos I están generando gran expectación en España, donde se espera la llegada del libro, publicado sólo en Francia de momento, en el que desvela información, anécdotas y detalles de los que no había hablado hasta ahora, entre ellas la del consejo que le dio Franco . El emérito cuenta a Laurence Debray en Reconciliación que el dictador le hizo la misma recomendación que su padre, Juan de Borbón , 20 años antes.

Cuando Juan Carlos I se dirigía a su primer encuentro con Franco, en invierno de 1948, recordó la sugerencia que le hizo don Juan: «Escúchale bien, pero habla lo menos posible. Sé cortés y responde brevemente a sus preguntas», relata el emérito. El consejo del caudillo recogía esa misma idea: «En boca cerrada no entran moscas». 

Franco recibió al Rey Juan Carlos en el palacio del Pardo, que tenía un significado para el emérito, al ser el lugar en el que su abuelo Alfonso XII murió. El entonces jefe de Estado se extendió con ese consejo, para que Juan Carlos I tomara conciencia de ello, a sabiendas de cuál sería la labor encomendada: «Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que dice».

Fueron esas palabras del dictador las que hicieron, afirma el emérito, que el padre de Felipe VI pasara «años encerrado en el silencio» -que ahora no mantiene-, los previos a que asumiera la corona en 1975. Así, reconoce que es consciente de que esa forma de «protegerse y preservarse» se interpretara desde la ciudadanía como «estupidez» : «Sé que muchos españoles interpretaron ese mutismo como estupidez. Me he reído mucho de ello».

El padre de Felipe VI acudió a aquel primer encuentro con el caudillo impresionado por la figura de éste. Entonces tenía apenas 10 años y era la primera vez en la que entraba en el despacho de alguien «tan importante», el mismo espacio en el que Franco le ofrecería un arma, concretamente una escopeta de corredera.

Juan Carlos I recuerda la escena de la reunión en un gran salón oscuro, y rememora el «carácter gallego» de Franco, del que también dice que era «tranquilo e impenetrable». Sin embargo, al mismo tiempo era imponente: vestido de uniforme, erguido y con la mirada fija en su interlocutor.

Finalmente, en lo que respecta a este encuentro, el emérito revela una anécdota con la que logró sorprender a Franco, antes de que ambos se reunieran con su esposa Carmen Polo. Mientras conversaban, Juan Carlos I vio un ratón corriendo bajo el escritorio del caudillo, que se percató de que el niño que tenía delante dejó de prestarle atención, momento en el que le preguntó qué estaba mirando. «¡Mi general, hay un ratón cerca de usted!», le contestó.

Juan Carlos I, Bárbara Rey y la pensión

Con el tiempo, prosigue el emérito, su relación se estrechó hasta tener una naturaleza filial. Juan Carlos I entiende que esa confianza se dio a pesar de que se llevaban 46 años, porque «él no tenía ningún hijo». «¿Mantuve una relación filial con Franco? (…) Proyectaba sobre mí un sentimiento paternal» , narra.

A los capítulos en los que habla de Franco suma otros en los que aborda su relación la Casa Real o el Gobierno , y se queja de ser «víctima de los deseos» de los dos, además de explicar, a modo de denuncia, que es «el único español que no cobra pensión tras 40 años de servicios». En cambio, hay un tema que no aborda en las memorias, como si no lo recordara: el que implica a Bárbara Rey.