Se sabe: la única certeza que tiene cada ser humano es que morirá. Se sabe, pero cuesta

asimilarla. Por ello, cada vez que aparece la noticia de un deceso, causa un coctel de sorpresa, estupor y tristeza que aumenta su impacto, cuando se produce de forma repentina y no como consecuencia de algún padecimiento preexistente.

Eso sucedió el sábado 25 de octubre, cuando, rayando las 8 de la noche, el mundo del espectáculo nacional conoció que Floria Márquez se desvaneció sobre el escenario de la Casa Anauco, en El Hatillo, después de interpretar la segunda canción del repertorio que había preparado, para un concierto íntimo.

Un accidente cerebrovascular le arrebató la vida, en presencia de su pianista, compañero y esposo Pedro López (Pedrito para los más cercanos), quien encontró fortaleza e

See Full Page