Hubo un tiempo en que España era Hispania. Fue en tiempos del Imperio Romano, que en el siglo II d.C. contaba con 55 millones de habitantes. Además de la península ibérica, abarcaba desde la actual Gran Bretaña hasta Egipto y Siria. Todo ello, conectado por una vasta red de calzadas, esenciales para abastecer las ciudades, trasladas las tropas y sostener el imperio.
Esta extensa malla, sin embargo, no había sido cartografiada o digitalizada hasta ahora, o lo estaban en baja resolución, lo que impedía tener una imagen completa del sistema de carreteras romano.
Tras más de cinco años de trabajo, un equipo internacional de científicos liderado por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y la Universidad de Aarhus, en Dinamarca, ha reunido y digitalizado en alta resolución el trazado de todas las vías romanas y las ha publicado en un único mapa abierto y accesible denominado Itiner-e .
El nuevo mapa incluye 299.171 kilómetros de carreteras (unos 100.000 más de los estimados hasta ahora) que alrededor del año 150 d.C. conectaban un territorio de más de cuatro millones de kilómetros cuadrados. Itiner-e se ha publicado este jueves en la revista Nature Scientific Data y ya está disponible de manera gratuita y online.
La red de carreteras fue esencial para el desarrollo económico y para el mantenimiento del imperio, pero también para canalizar aspectos menos tangibles de la historia como las migraciones, la expansión de las ideas y creencias (como el cristianismo) o epidemias “como la de Justiniano o la de Antonino”, apunta a EFE el investigador de la UAB y coautor del estudio Pau de Soto.
“Pero si no conocemos estas carreteras es muy difícil saber cómo se movían los productos, la migración o las enfermedades. Contar con este mapa permitirá a otros científicos hacer nuevos estudios mucho más complejos y completos sobre cualquier aspecto de la Antigüedad e incorporar el factor de la movilidad a todo el imperio”, destaca el investigador.
Carreteras principales y secundarias
Para generar Itiner-e , el equipo utilizó registros arqueológicos e históricos, mapas topográficos e imágenes satelitales y la ayuda de cientos de colaboradores que reunieron todos los mapas existentes hasta entonces. Además, adaptaron cada tramo a las peculiaridades geográficas.
Así, el nuevo mapa incluye nuevas vías en la península Ibérica, Grecia y el norte de África, entre otras regiones, y tramos de carretera que, por ejemplo, cruzan montañas en trazados sinuosos que antes figuraban como líneas rectas. En total, Itiner-e contiene 299.171 kilómetros de carreteras, frente a los 188.555 kilómetros conocidos anteriormente, y distribuidos en 103.478 kilómetros (34,6%) de carreteras principales y 195.693 kilómetros (65,4%) de vías secundarias.
La importancia de las calzadas romanas ha sido documentada a lo largo de la historia. Para este proyecto, los autores han utilizado documentos oficiales romanos como el Itinerario de Antonino , que recopilaba las rutas del imperio, o la Tabula de Peutinger , un mapa medieval que ilustraba la red de carreteras del antiguo Imperio romano.
El diseño de estas carreteras no solo permitía conectar las ciudades importantes, sino que además servían para unir “grandes ejes como el del Mediterráneo o la vía de Plata” —la antigua calzada romana que hoy es una ruta de peregrinación del Camino de Santiago— que han inspirado o servido de base a muchas rutas actuales en Europa y Oriente Medio, destaca a EFE De Soto.

ElDiario.es
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