Pocas imágenes son tan familiares para quienes conviven con caballos como la de verlos quietos, con la cabeza baja , los ojos entrecerrados y el peso del cuerpo descansando sobre un pie . Muchos creen que están simplemente relajados, pero no: en realidad, están dormitando. Y lo hacen de pie por una razón tan antigua como sabia: instinto de supervivencia .
En la naturaleza, el caballo es una presa. Su mayor defensa siempre ha sido la huida. Pero con un cuerpo que puede superar fácilmente los quinientos kilos, levantarse del suelo no es precisamente rápido. Por eso la evolución le regaló una ventaja extraordinaria: la posibilidad de descansar sin tener que tumbarse . Así puede reaccionar de inmediato ante cualquier ruido o amenaza.
En libertad, las manadas se organizan para d

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