La tendencia va a integrar plantas, tuberías y drenaje en redes urbanas continuas, diseñadas para anticipar la demanda y sostener el suministro frente al crecimiento y los extremos climáticos.

El reto de garantizar agua suficiente para las ciudades ya no depende sólo de perforar pozos o ampliar tuberías. En distintos puntos del mundo, los organismos operadores empiezan a rediseñar la infraestructura hidráulica como un sistema continuo y de largo plazo.

El objetivo común es que las redes no respondan únicamente a la demanda inmediata, sino que puedan adaptarse al crecimiento urbano, al envejecimiento de las instalaciones y a los efectos del clima. Publicidad

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