Por REGINA GARCÍA CANO

GÜIRIA, Venezuela (AP) — Uno era un pescador que apenas sobrevivía con 100 dólares al mes. Otro era un delincuente declarado. Un tercero era un excadete militar. Y el cuarto era un conductor de autobús que atravesaba una racha de mala suerte.

Los hombres tenían poco en común, salvo sus ciudades natales en la costa venezolana y el hecho de que los cuatro figuran entre las más de 60 personas asesinadas desde principios de septiembre, cuando las fuerzas armadas estadounidenses comenzaron a atacar embarcaciones que, según el gobierno del presidente Donald Trump, transportan drogas. Trump y altos funcionarios estadounidenses han afirmado que las embarcaciones eran operadas por narcoterroristas y miembros de cárteles que transportaban drogas que terminarían en comunidade

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