Incluso para quienes ya quedamos convencidos de su portentoso talento gracias a sus primeras interpretaciones -en particular en las comedias ‘Supersalidos’ (2007) y ‘Rumores y mentiras’ (2010), a través de las que encarnó pero también refutó cierta inocencia adolescente-, resultan fascinantes los riesgos que Emma Stone ha asumido en los últimos años al tiempo que mantenía un férreo control sobre su carrera. Tras el luminoso trabajo que ofreció en el musical ‘La La Land’ (2016) -gracias a él ganó su primer Oscar-, y mientras sumaba a su filmografía un puñado de personajes exuberantemente transgresores, la actriz ha amasado un poder significativo en la industria a través de su trabajo como productora. “Para los directores, hacer cine en Estados Unidos a menudo implica tener que atender dem

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