Hemos normalizado trabajar con cansancio, dirigir con presión y vivir con el piloto automático encendido. Cumplir se volvió más importante que estar bien. En muchas organizaciones se aplaude llegar temprano, no faltar, responder correos de madrugada… aunque por dentro ya no exista energía, compromiso o ilusión. Eso tiene nombre: presentismo. Estás, pero ya no estás. Te ves, pero ya no perteneces.

Este fenómeno no genera reportes inmediatos, pero genera grietas profundas. No aparece en la nómina, pero se refleja en decisiones tardías, innovación apagada, errores silenciosos, liderazgos irritables, rotación emocional. Se invierte más en corregir consecuencias que en prevenir causas. Se confunde compromiso con aguante. Y se exalta la resistencia mientras se ignora el desgaste.

El problema n

See Full Page