Pienso mucho en la muerte; quizá más ahora que soy consciente de lo mucho que han envejecido mis seres queridos y las dolencias que empiezo a sentir con la edad. La imagino cálida y pacífica, como un remanso que te lleva en un suspiro hasta la eternidad. Pero sé que la idea de este lecho de muerte sin dolor ni resistencia es un mero deseo, un lujo… una moneda al aire. No todos los finales son bellos, y no sé si tendré la suerte de que el mío sea tal como todos nos imaginamos el nuestro.
Los más de 20 que murieron en el incendio de Hermosillo, Sonora, sufrieron uno de los finales más aterradores y angustiantes. El fuego, la asfixia y la impotencia dominaron sus últimos pensamientos y no puedo dejar de imaginar lo que pasó por sus mentes en sus últimos momentos de juicio: la madre que no sa

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