En la gótica era victoriana, marcada por la coexistencia clara de la belleza y el declive, alejada del brillante siglo de la Revolución Industrial que fue el terreno original en el que Mary Shelley escribió a su Moderno Prometeo , Guillermo del Toro levanta el escenario para presentarnos la que, según declaró, ha sido la película que “siempre quiso realizar” .

Ése es el primero de múltiples cambios que el director mexicano realizó a la novela base de su última entrega y, si eres un purista de los libros que afirma a diestra y siniestra la total fidelidad al material original, es probable que las libertades puedan saltar a tu vista con bastante facilidad; sin embargo, no levantes los escudos tan pronto, porque Guillermo del Toro aún entrega una pieza magistral que reencarna la

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