HAY GESTOS que definen a una comunidad y a esos habitantes que forman parte del paisaje social de una ciudad. Y no es estadístico el dato, ni económico. Este fin de semana en Huesca, los oscenses se están volcando para recoger alimentos para los más necesitados, para aquellos que apenas tienen que poner sobre la mesa. La sociedad altoaragonesa se convierte estos días en una cadena de solidaridad que demuestra la empatía de una ciudad y su generosidad.

Las previsiones son optimistas para el Banco de Alimentos de Huesca. Luis Artero asegura que se está recogiendo más que en años anteriores en una campaña que abarca toda la provincia y en la que participan más de 100 supermercados y 1.000 voluntarios, aunque no duda en hacer un llamamiento para seguir sumando más manos.

Pero el dato que rea

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