Lo de Mazón no deja de resultar una anécdota dentro de una categoría que sostiene cual dogma infalible que la izquierda vence sistemáticamente. Siempre acaba saliéndose con la suya. Siempre tiene la razón aunque carezca de ella. Siempre consigue humillar al rival o que el rival se humille de oficio. El ya president en funciones de la Generalitat valenciana ha comprobado en sus propias carnes que el socialcomunismo acaba ganando en las calles por las malas lo que perdió por las buenas en las urnas. Hace dos décadas sucedió con el chapapote que arrojó sobre Galicia no Aznar sino el Prestige, con una Guerra de Irak en la que jamás participamos, con ese 11-M cuyas bombas colocaron terroristas islamistas y no el marido de Ana Botella y la historia se vuelve a repetir con una Dana cuya responsab

See Full Page