Entre la multitud, una figura se destacó no solo por su porte sino por la elegancia que irradiaba. La ganadora del Oscar, de 35 años, llegó al evento con una presencia que combinaba serenidad y determinación, rodeada de su séquito y la seguridad que exige cualquier celebridad de su calibre.

Al salir de la sala de preguntas y respuestas, la actriz lucía un vestido negro, abotonado y ceñido que acentuaba sus curvas con sutileza. Los tacones negros y un bolso de diseñador completaban su look, mientras sus gafas de sol sobre los ojos azules y su cabello rubio, ondulado, caían con naturalidad por su espalda.

El maquillaje, cuidadosamente aplicado, resaltaba un tono de labios brillantes y un rubor melocotón que aportaba un toque de frescura. Todo ello, sin duda, reflejaba la estética que ha ca

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