Si el mar tuviera consciencia, disfrutaría por tocar una y otra vez a uno de los orígenes de San Juan de la Rambla . El barrio de La Rambla se asoma sin temor al azul, pero también coquetea con el verde de las plataneras. Toda esa vida se multiplica al llegar : el panadero se apea en la carretera y el pescadero, por su megáfono, grita que "hay chicharros frescos". Los vecinos no dudan en acudir a esta llamada, ya que en La Rambla no hay supermercado , "pero llega todo", dicen los vecinos en la plaza con orgullo.
Desde el siglo XVI
El sol luce radiante y el blanco de las fachadas se engrandece. El aire salado, la alegría de los vecinos y el carácter pintoresco del lugar compensan el escaso centenar de personas que viven en este histórico núcleo del municipio del norte de Tene

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