Históricas Meridiano | Jorge Enrique González

Era cura. Complejo, contradictorio y polémico. Hombre de ideas y de letras.

Dirigió y escribió el primer periódico al servicio de la independencia de México. Poco después se fue al bando oficial como radical enemigo de los rebeldes.

Tepiqueño, nació en una casa frente a la plaza principal de la ciudad.

Oyó los pecados de pobres y ricos en los templos de Ixtlán y Mascota.

Locuaz, mitigaba el calor de sus territorios usando una sandía partida como sombrero.

Provocador, predicó una teología a la medida de sus ideas: “El único pecado original del hombre es la ignorancia…”, dijo y escribió. Imaginemos el escándalo en aquella conservadora y mocha madrasta nuestra, la Guadalajara de inicios del siglo XIX.

Fue tal vez el único verdadero sabio,

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