“La Administración Pública llegó a mi vida no como una carrera, sino como una segunda oportunidad. A mis 30 años, siendo madre de Ana Lucía y esperando a mi bebé Olivia, estudiar fue un acto de reafirmación personal. He visto cómo las limitaciones históricas intentan encasillar a la mujer, pero en la Escuela Superior de Administración Pública – ESAP encontré el espacio para demostrar que la aspiración no tiene edad ni género.

Si la superación personal es la chispa, ¿cómo una mujer que asume la doble jornada del hogar y el estudio se convierte en agente que no solo administra lo público, sino que lo construye desde la inclusión? En este camino, la formación académica y el esfuerzo personal se entrelazan, mostrando que la mujer, desde su experiencia maternal y humana, es motor esencial de l

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