La negativa de la Casa Blanca a negociar sus políticas con el Congreso comienza a impactar en la economía diaria de Estados Unidos

Aunque transmite la sensación de ser un torbellino, el Gobierno de Estados Unidos dejó de funcionar con normalidad hace ya 38 días. La financiación del Ejecutivo depende de la renovación recurrente en el Congreso de una ley de gasto. La anterior expiró el pasado 1 de octubre por la negativa de los demócratas a prestar sus votos para una cuestión que en condiciones normales sería un mero trámite. El llamado cierre de la Administración es ya el más largo de la historia por el servilismo de los legisladores republicanos hacia Donald Trump y su negativa absoluta a negociar con los demócratas, animados en su estrategia por los buenos resultados en las eleccione

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