En ese “no me importa lo que digan los demás” reside parte del problema

En los eventos masivos —recitales, marchas, manifestaciones, actos políticos— es fácil dejarse llevar por la euforia. Aun así, creo que nunca grité consignas con las que no estuviera de acuerdo. Durante la adolescencia, que atravesé en la Argentina en plena dictadura, podía desgañitarme con aquello de “El que no salta es un militar”, pero no me unía al cantito de “El que no salta es un inglés”. Había enemistad por la guerra de Malvinas, pero me parecía un despropósito repudiar a todos los habitantes de un país. Por estos días, en la Argentina se habla mucho acerca de si fue la fuerza del antiperonismo la que le otorgó el triunfo al partido oficialista, La libertad avanza , en las elecciones legislativas del 26 de

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