La "huida" apresurada de de la Península Ibérica deja algunos polémicos temas sin resolver, uno de ellos es el de la , viuda de Bernardo Pantoja, a la que la tonadillera intenta echar de la casa en la que reside en la capital sevillana.
La japonesa vive en una situación económica alarmante, me cuentan que tiene dos pequeñas pensiones, una procedente te de su país natal y otra de aquí.
Lleva una vida muy tranquila, se levanta temprano, hace meditación, se afana en elaborar trajes de flamenca y dibujos que luego plasma en camisetas y sale a andar todas las tardes.
Bernardo sigue presente
Según desvela alguien que la conoce muy bien, Pablo, vecino de su barrio, "tiene a Bernardo en la mente en todo momento, le quería muchísimo y le echa de menos cada minuto de su vida. Tiene el

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