Matilda López Sanzetenea llegó desde Bolivia con un sueño: estudiar la carrera Diseño de Imagen y Sonido en la Universidad de Buenos Aires. Tenía 18 años cuando desembarcó en la Ciudad. Pablo López Waismann, su papá, la alentó: “Siempre le hablé de Buenos Aires, porque yo también me formé acá”. Lo que nunca imaginó es que ese viaje buscando un futuro mejor terminaría de manera trágica.
Según fuentes policiales, Matilda cayó desde el balcón de la habitación del segundo piso de un edificio en la calle Defensa, en el barrio porteño de San Telmo. No murió en el acto: fue internada en el Hospital Argerich con un severo politraumatismo de cráneo. La operaron de urgencia y, pese a los esfuerzos médicos, falleció horas después. La causa, que inicialmente fue caratulada como homicidio en grado de

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