En su reciente novela “Marciano”, la escritora chilena Nona Fernández escribe desde un borde literario donde lo personal y lo histórico se confunden, donde el archivo del dolor se convierte en una voz posible. No es una novela biográfica ni un ensayo riguroso, sino que el relato conforma un tejido de memorias fragmentadas construido con testimonios, cartas y diversas voces, que incluyen a la propia autora y que se despliegan como territorios donde la memoria se impone sobre el olvido.
La figura de Mauricio “Marciano” Hernández Norambuena funciona no sólo como protagonista único sino como eje magnético alrededor del cual giran interrogantes: ¿cómo se reconstruye la identidad después del lente de la represión? ¿Qué queda de los ideales cuando el exilio, la tortura y las promesas truncas a

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