Bagdad, 8 nov (EFE).- Pocos cambios espera el panorama político iraquí en las próximas elecciones generales del 11 de noviembre, en las que los principales bloques chiíes, suníes y kurdos volverán a competir por los 329 escaños del Parlamento, así como por las jefaturas del Estado, Gobierno y de la propia cámara.

Varios analistas consultados por EFE apuntan que la competición será aún más fuerte por esos puestos dentro de los propios grupos políticos, en un sistema que se estructura en torno a bloques parlamentarios que reflejan las divisiones sectarias, étnicas y regionales del país.

“Las elecciones revisten gran importancia, ya que sus resultados determinarán quién dirigirá el país durante los próximos cuatro años, una etapa crítica debido a la situación que atraviesa la región”, dijo

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