El sistema de tráfico aéreo de Estados Unidos atraviesa una fase crítica por la escasez histórica de controladores, agravada por el prolongado cierre del Gobierno federal. La combinación de falta de personal, jornadas extenuantes y una reducción obligada en la capacidad operativa derivó en un colapso que afecta a los principales aeropuertos del país. Miles de vuelos quedaron cancelados y las demoras se extendieron por varias horas.

La Administración Federal de Aviación (FAA) ya arrastraba una carencia estructural de personal antes del conflicto presupuestario. Estimaciones internas indicaban que el sistema necesitaba unos 3.000 controladores adicionales para cubrir los turnos y disminuir la carga sobre los equipos en servicio. Esa presión se tradujo en semanas laborales de seis días y tur

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