El centroderechista Rodrigo Paz ha sido investido como nuevo presidente de Bolivia, marcando el inicio de una nueva era política en el país andino. La ceremonia de juramento tuvo lugar el sábado en la Asamblea Legislativa, donde Paz, de 58 años, levantó la mano derecha ante la Biblia y una cruz, afirmando: "Dios, patria y familia, sí juro". Su vicepresidente, Edman Lara, un expolicía, fue el encargado de tomarle el juramento. Paz fue elegido en una segunda vuelta electoral el 19 de octubre, obteniendo el 54,96 % de los votos frente al 45,04 % de su rival, el exmandatario Jorge Tuto Quiroga. Su llegada al poder se produce tras casi 20 años de dominio socialista en Bolivia, un periodo que ha estado marcado por la administración de Evo Morales y su sucesor, Luis Arce. La asunción de Paz ha generado expectativas entre los bolivianos, quienes enfrentan una grave crisis económica caracterizada por la escasez de combustibles y el aumento de los precios de los alimentos. En el primer semestre del año, el Producto Interno Bruto se contrajo un 2,4 %, y la inflación acumulada alcanzó el 18 % en septiembre, según el Instituto Nacional de Estadística. Paz ha prometido implementar un "capitalismo para todos" y realizar ajustes graduales para abordar la crisis económica. Su gobierno se propone repartir el presupuesto de manera equitativa entre el gobierno central y las nueve regiones del país. Sin embargo, el Partido Demócrata Cristiano (PDC), que lidera, solo controla el 39 % de los 166 miembros de la Asamblea Legislativa, lo que le obligará a buscar alianzas con otras fuerzas políticas. La ceremonia de investidura fue presenciada por varios líderes internacionales, incluidos los presidentes de Argentina, Chile, Ecuador, Uruguay y el subsecretario de Estado de Estados Unidos. Además, Paz ha comenzado a distanciarse del bloque del Alba, que incluye a Cuba, Nicaragua y Venezuela, y ha buscado acercamientos con Estados Unidos y organismos financieros internacionales. El nuevo mandatario ya ha asegurado un acuerdo con la Corporación Andina de Fomento, que le otorgará un crédito de 3.100 millones de dólares para impulsar la recuperación económica. También ha manifestado su intención de colaborar con organizaciones internacionales en temas de seguridad, incluyendo la DEA, que fue expulsada por el gobierno de Morales en 2008. La toma de posesión de Rodrigo Paz representa un cambio significativo en la política boliviana, con la esperanza de que su administración logre enfrentar los desafíos económicos que enfrenta el país.