Sánchez ha conseguido instalar en la política española y los medios de comunicación afines un profundo desprecio por Puigdemont y su partido. Una vez más han irrumpido los guionistas de La Moncloa para . No hay duda de que se ganan el sueldo que les pagamos todos los españoles. No son asesores que trabajen en la sede socialista, sino que están en la presidencia del Gobierno para hacerlo al servicio de los intereses personales y partidistas de su titular. Nunca se había alcanzado el actual grado de confusión entre lo público y lo privado, porque la utilización del aparato del Estado es algo que define al sanchismo. Con la aparición de la fontanera y sus chantajes, presiones e intentos de soborno, tenemos unas cloacas que son una auténtica policía patriótica propia de esos regímenes populist

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