El Real Valladolid sufre ese problema que César Luis Menotti veía en la selección nacional antes de que comenzase su etapa victoriosa en el nuevo siglo. «España tiene que decidir si quiere ser toro o torero», dijo con toda la razón del mundo. Era una época en que la selección alternaba periodos de fútbol aguerrido y de brega, con otros de toque y posesión, según el míster de turno y los jugadores con que contaba.
Al Pucela le pasa algo parecido, pero con las mismas piezas. Su bipolaridad lo convierte en imprevisible. Puede salir a tener el balón, moviéndolo de lado a lado como si fuese balonmano, hasta que le piten pasivo. Puede ser lánguido hasta la extenuación y que desde la banda pidan once cafés cargados. Puede esperar atrás para después salir mal, no salir o matar a la contra. Puede

Diario de Valladolid

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