Mientras buena parte de la prensa sigue deshaciéndose en elogios y titulares épicos, consumida la dopamina electoral, conviene mirar un poco más despacio. Detrás de los porcentajes triunfales se esconde, a veces, la debilidad de quien se siente invencible. Las cifras deslumbran, pero también distraen. Esta observación puede servir para enfriar las euforias apresuradas y recordar que los números rara vez cuentan toda la historia. Javier Milei arrasó, sí, pero en el reino de los desprevenidos.

No se trata de negar lo obvio: el Gobierno argentino sorprendió ganando mejor de lo previsto las legislativas nacionales de hace unas semanas. Se trata de entender cuánto de esa victoria «espectacular» pertenece al mundo de las proporciones, que a veces engañan más que un discurso.

«Hay tres clases d

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