EL 7 de noviembre de 1975, Francisco Franco es trasladado, agonizante, a La Paz. Hasta entonces había recibido los cuidados médicos en El Pardo por indicación del jefe de su equipo médico, el doctor Hidalgo Huerta. En un anexo al palacio, destinado a los ayudantes de campo del generalísimo, se instaló una hospital de emergencia con todos los avances médicos. Pero Franco desmejoraba día a día, agonizando y con fuertes dolores. Incluso fue operado en El Pardo, sin éxito. La muerte se veía cercana.

En el exterior, decenas de periodistas hacían guardia día y noche, helados de frío; centenares de ciudadanos de ese pueblo cercano a Madrid acudían a seguir hora a hora los acontecimientos. Todos, con transistores para conocer los partes médicos. A última hora del día 7, salieron del palacio vario

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