La semilla de esta historia de amor quedó plantada en la intensa época en la que se empieza a vivir con el corazón en la mano: el secundario. Una vez más en esta sección, es un hombre el que se acerca a relatarla: Jorge, 44 años y empleado de una metalúrgica. Es curioso descubrir cuán románticos pueden ser.

Una mosca blanca en el nocturno

Jorge arranca, en presente histórico, diciendo: “ Estamos en 1996 . Segundo año de una secundaria nocturna cualquiera. De un lado, mis amigos: todos medio atorrantes. Ese curso era un zoológico, sí, pero entre la fauna apareció algo distinto. Dos chicas: una tímida; la otra, protagonista de esta historia. Ella, Lynda, era un contraste viviente. Alta, transparente de blanca, muy rubia, con unos ojos tan grises que parecían nublados. Provenía

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