Cinco años de subidas y bajadas han convertido el aceite de oliva en un auténtico viaje de montaña rusa para los consumidores, y también para los agricultores. Tras alcanzar máximos históricos de hasta 12 euros por litro en 2024, los precios han bajado, pero el bolsillo familiar todavía nota la diferencia, si echamos la vista varios años atrás.

En 2019, el litro de aceite de oliva virgen extra rondaba los 2,5 euros en los supermercados. A partir de ahí, los precios se dispararon hasta los 9-12 euros en 2024, como consecuencia de la sequía y el aumento de los costes de producción, lo que también provocó una caída en el consumo.

Mejora, pero no recuperación

Gracias a buenas cosechas y a un aumento de la oferta, los precios se han relajado este año, situándose actualmente por debajo de lo

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