Durante años, la decoración de interiores ha estado dominada por paredes lisas pintadas en tonos neutros, papeles pintados con textura suave o revestimientos de madera y mármol para aportar elegancia. Todo respondía a una misma estética: superficies perfectas, poco porosas, casi digitales.

Sin embargo, el enfoque está cambiando. Tras la pandemia y el auge del diseño emocional, cada vez más personas buscan vivir en espacios que no solo sean bonitos, sino habitables, sensoriales y amables con el cuerpo y la mente. La estética se vuelve más orgánica : formas curvas, materiales que envejecen, luz natural, fibras vegetales y colores derivados de la tierra.

Del blanco impoluto a las paredes que respiran

Ya no se busca que la pared sea un fondo neutro que desaparece. Al contrario: ahora se

See Full Page