Forman un colectivo ejemplar que se ha ganado las simpatías de los vecinos de Costa del Silencio , la histórica urbanización aronera a la que miman como si fuera el patio de su casa. Desde hace más de dos años se enfundan dos veces por semana su chaleco reflectante (actualmente, cada martes y viernes a las 4 de la tarde) y salen a la calle con escobillones, cubos, carretillas y bolsas de basura a limpiar espacios abiertos privados y lugares donde no llega el Ayuntamiento de Arona.

Son Wanda, Marcia, Silvia, Luisa, Fabiana, Anja, Katleen… y así hasta medio centenar de mujeres y hombres residentes en este enclave sureño, todas de nacionalidad extranjera, lideradas por Hannelore Ottevaere, la fundadora de este insólito movimiento vecinal que ha contagiado al resto sus ganas de pasárselo bi

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