Si hay un lugar que resuma el declive imparable e irreversible del cristianismo en Oriente Medio, esa es la ciudad de Alepo. La segunda urbe siria, Alepo albergaba antes de 2011 -inicio de las revueltas inspiradas en la Primavera Árabe que dieron lugar a la guerra civil, un conflicto que en sucesivas fases ha durado catorce años- una población cristiana de 250.000 almas sobre un total que superaba los millones de habitantes.
Hoy, la capital del norte de Siria y cruce de caminos de Oriente Medio, una de las más castigadas por la guerra -cuyas heridas son visibles en muchas zonas de la ciudad-, apenas cuenta con unos 20.000 cristianos. El declive de los cristianos en Alepo -divididos en al menos una decena de denominaciones, con los ortodoxos como familia más numerosa- es fiel reflejo del q

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