La violencia rompe todo. Crea miedo, genera intolerancia, aparta a los vecinos, siembra desconfianza, nos vuelve indiferentes. La violencia no solo nos daña, nos cambia. Hoy, 40 años después, todavía recuerdo el impacto que me causó la Toma del Palacio de Justicia. Las imágenes: el fuego, los muertos, la barbarie.

Fue sin duda una de las tragedias más grandes que haya presenciado la humanidad. No solo por el significativo número de víctimas, sino por el simbolismo. El M-19 mató a 11 magistrados e incendiaron el Palacio de Justicia.

El discurso para justificar la toma era hacerle un juicio al presidente Belisario Betancur. El M-19 tenía la práctica de hacerle “juicios” a sus víctimas y, una vez condenadas, las ejecutaban. En realidad, fue un operativo financiado por Pablo Escobar que quer

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