«Me llamo Teresa Sirera y soy palmesana. Tengo ahora mismo 65 años de edad y mi vida profesional se desarrolló durante casi cuarenta años en la Policía Local de Palma. En la actualidad, pues, estoy en situación de jubilación. Estoy casada y tengo un hijo que, actualmente y desde hace varios años ya, vive en Ghana». Teresa nos confiesa que vivió un caso de suicidio muy de cerca, en su misma familia.

«Mi hermano mayor, Joaquín –la diferencia de edad entre ambos era poco menos de 3 años–, al que me sentía muy unida, teniendo 24 años decidió suicidarse un 29 de septiembre de 1982. Era policía local. Entró en el cuerpo municipal antes que yo. De hecho, su ausencia hizo que sintiera que, además de mi vocación, tuviera que ocupar su lugar en la instancia policial. Cuando realicé las pruebas d

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