A sabiendas de que en 2026 arrancará la contienda electoral en ciernes –lo que implica que el margen de maniobra será cada vez más estrecho–, el gobierno de Gustavo Petro busca fórmulas e intensifica movidas para destrabar en el Congreso uno de sus proyectos bandera: la controvertida reforma a la salud.

El Ejecutivo no solo tiene el reloj en contra (en poco más de un mes, el 16 de diciembre, concluyen las sesiones ordinarias del Legislativo). También tiene que hacer frente a un bloque mayoritario en la célebre Comisión Séptima del Senado que sigue formulando peros a la iniciativa y la tiene frenada en el tercero de sus cuatro debates.

Por ello, desde hace semanas se vienen combinando todas las formas de lucha para darle un nuevo aire al proyecto: amenazar con demandas ante la Corte Sup

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