Una investigación revela que los humanos podemos desarrollar una forma de tacto remoto, o la capacidad de percibir objetos sin contacto directo, un sentido que también poseen algunos animales, como las aves playeras. Los resultados muestran que la percepción humana, desarrollada a lo largo de una extensa historia evolutiva, es un referente útil para diseñar sensores artificiales.

Un nuevo estudio desafía la idea de que el tacto solamente opera por contacto directo: científicos de la Universidad Queen Mary y el University College, ambos de Londres, en el Reino Unido, demostraron que los dedos humanos pueden detectar objetos enterrados en la arena sin tocarlos, tan solo percibiendo sutiles desplazamientos y "reflejos" mecánicos en el material.

Bioinspirado y comparado con redes neuronale

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