El derecho internacional humanitario (DIH) se funda sobre supuestos realistas, no idealistas. Su propósito no es abolir la guerra, sino humanizarla mediante principios que regulan el uso legítimo de la fuerza por parte de los Estados, e imponen obligaciones incluso a grupos armados no estatales, como los terroristas. En el conflicto entre Israel y Hamás —actualmente en alto al fuego tras la aceptación de este último del plan de paz propuesto por el presidente Donald Trump, como consecuencia de su debilitamiento militar en Gaza y el de sus proxis en la región—, la discusión pública se ha centrado más en la legítima indignación moral que en el análisis jurídico de los hechos, alimentando una narrativa peligrosa que con frecuencia confunde el horror inevitable de la guerra con la comisión de

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