En muchas viviendas con jardín, los límites de la convivencia se difuminan cuando el arrendador pretende acceder al espacio exterior alegando motivos de mantenimiento o, en el caso de algunas viviendas, para recoger la fruta de los árboles. Lo que a primera vista puede parecer un gesto inocente, una visita rápida para cortar unos limones o recolectar naranjas, puede convertirse en un conflicto legal si el inquilino no ha dado su consentimiento.
¿Puede mi casero recolectar la fruta de mi jardín?
Cuando se firma un contrato de arrendamiento, todas las zonas incluidas en la propiedad , ya sea un patio, una terraza o un jardín, pasan a formar parte del derecho de uso exclusivo del inquilino durante la vigencia del contrato.
Esto significa que, aunque el propietario conserva la titularid

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