No hubo nubarrones negros ni eclipse solar, ni tan siquiera presagio de lluvia, sin embargo, Edixon Ramon Jiménez Bethermit, decidió que había llegado la hora de poner fin a su existencia.
Para ello, escogió el edificio más alto de la ciudad, un “cubo” de concreto abandonado, a merced de alimañas e indigentes en calle Boyacá con Pativilca.
Tampoco se trató de un día especial, ni siquiera fecha de pago, lo único resaltante es que quedan escasos dos meses para que llegue Navidad.
De 41 años, cumpliría 42 el próximo 11 de noviembre, celebración a la que no quiso arribar. En lenguaje de calle, no matriculó.
Para los deltanos, poco acostumbrados a las alturas, los cinco pisos que separan la azotea del suelo, producen vértigo, esa fue la distancia que recorrió al caer.
Este 25 de octubre, d

TANE TANAE

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