AJ Wark, estudiante de tercer año de estudios marítimos en la Universidad Texas A&M en Galveston, comenzó el semestre de otoño con cupones de alimentos. En mayo, sus padres la echaron de su casa después de que ella revelara que era miembro de la comunidad LGBTQ+, quitándole su coche y el dinero que le ayudaba a pagar los libros de texto y otros artículos esenciales.

Pero ahora que su cuenta de cupones de alimentos está vacía, esta joven de 21 años tiene otro gasto de qué preocuparse: cómo pagar su próxima comida.

“Existen estas redes de seguridad social que se supone que están para ayudar a mantener la estabilidad, pero ahora vemos que las están eliminando”, dijo Wark. “Nunca pensé que esto sucedería”.

Wark se encuentra entre los 3.5 millones de texanos, incluidos 1.7 millones de niños,

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