Los alquimistas buscaban el "elixir de la eterna juventud”, una poción capaz de curar todas las enfermedades y otorgar la vida eterna. Ahora, si bien no encontraron este remedio legendario, un grupo de investigadores cree haber dado con una forma de por lo menos retrasar el envejecimiento. Y no involucra modificaciones genéticas ni moléculas de última generación. Está al alcance de la mano y es mucho más económico de lo que podría pensarse.
De acuerdo con el análisis de datos correspondientes a más de 86.000 individuos de 27 países europeos, el aprendizaje y uso cotidiano de más de un idioma otorga una suerte de blindaje contra el deterioro que suman los años. El estudio, liderado por Lucía Amoruso, Hernán Hernández y Agustín Ibañez, y publicado hoy en Nature Aging ( https://doi.o

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