En Chicago, Los Ángeles y Portland el debate sobre la inmigración se trasladó a las calles, provocando manifestaciones casi diarias mientras los agentes intensifican las detenciones.

Pero en El Paso, ciudad de Texas situada en la frontera entre Estados Unidos y México, las calles están inusualmente tranquilas.

Un año después de la última visita de la BBC a la frontera para comprender el impacto de la crisis migratoria, los lugares que antes rebosaban de migrantes permanecen prácticamente en silencio.

Hace apenas unos años, hasta 2.500 migrantes acampaban frente a la histórica iglesia católica del Sagrado Corazón.

Muchos dormían en las calles sobre mantas donadas, esperando a que las organizaciones benéficas locales distribuyeran comida y agua.

Ahora, solo se ve a un puñado de feligres

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