Dos mujeres están sentadas detrás de unos contenedores. Las manos envuelven un rosario y sostienen una carpeta con fundas llenas de oraciones. Dejan sobre la acera los bolsos y los paraguas ante cualquier contratiempo, aunque el sol brilla sobre sus coronillas, y aguantan en este lado de la carretera, pese al olor de los restos, porque así eluden la ley catalana , pese a estar rezando frente a la Clínica Dalmases.

La conselleria de Interior de la Generalitat de Cataluña determinó en febrero del año pasado una resolución con tal de impedir a los colectivos antiabortos manifestarse ante las puertas de la clínica, dejando una distancia prudencial y evitando el contacto visual con aquellas pacientes que ejercen su derecho a la interrupción voluntaria del embarazo (IVE), aparte de deter

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