Las peores pesadillas de la Unión Europea comienzan a hacerse realidad. Y en todas ellas aparece China, el país del que depende el suministro de buena parte de los minerales críticos, la tecnología y los materiales que nuestra industria necesita. La razón es que el Gobierno chino ha empezado a utilizar su posición de dominio en el mercado de las tierras raras y los semiconductores como arma de presión política y económica ante otros países, amenazando con imponer restricciones a su exportación.
Todo comenzó en octubre, cuando China anunció que a partir del 1 de diciembre restringiría la exportación de tierras raras y equipos para su procesamiento. Afortunadamente, después de varias semanas de incertidumbre para la industria europea, la UE se ha acabado sumando al acuerdo firmado por China

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