Reporteros Sin Fronteras (RSF) en España ha celebrado los primeros Premios RSF y ha entregado el galardón internacional a los periodistas palestinos de Gaza, representados por Motaz Azaiza y Ola al Zanoun

Jugarse la vida para contar al mundo el genocidio en Gaza: “La supervivencia es cuestión de suerte”

La pantalla del móvil de la periodista Ola al Zanoun se enciende cada dos por tres durante la entrevista con elDiario.es en Madrid. Una avalancha de mensajes y notificaciones dejan entrever el fondo de pantalla de su teléfono: una fotografía de sus cuatro hijos.

Desde que empezó el genocidio en Gaza, hace más de dos años, la periodista y corresponsal en Palestina de RSF Internacional se ha visto desplazada en más de cinco ocasiones junto a su marido, el también periodista Adel al Zanoun, y sus hijos. Su vivienda está convertida en escombros y, en uno de los bombardeos israelíes, la reportera resultó herida en una pierna. “Volveremos a Gaza, inshallah [si dios quiere]”, afirma. Hace un año dejó forzosamente la Franja, pero sueña con volver.

La periodista palestina se encuentra en Madrid, donde este martes se ha celebrado la gala de entrega de los Premios RSF España.

Con motivo del 30 aniversario de su fundación, RSF España ha otorgado el premio internacional a Al Zanoun y al fotoperiodista palestino Motaz Azaiza por su compromiso con la libertad de prensa y el derecho a la información en un contexto donde no hay seguridad para los periodistas. Más de 200 informadores han sido asesinados por el ejército israelí en Gaza desde octubre de 2023 –de ellos, 56 fueron blanco de ataque directo por su actividad periodística, según la organización–.

Han pasado ya dos años desde el inicio del genocidio en Gaza. ¿Cómo se siente al mirar atrás?

Ha sido la peor experiencia de mi vida. Me he desplazado de casa unas cinco veces. Pasé alrededor de cinco meses sin un hogar estable. Pero lo más duro no es solo moverte de un sitio a otro, sino hacerlo sin nada: sin ropa, sin pertenencias, sin tu vida cotidiana. Cada vez que encontraba un lugar “seguro”, tenía que abandonarlo por los bombardeos. Y volver a empezar de cero. Desplazarse no significa solo cambiar de casa. Es intentar sobrevivir con lo mínimo en condiciones de miedo constante. Es muy doloroso abandonar tu hogar, tus recuerdos… una y otra vez.

Desplazarse no significa solo cambiar de casa. Es intentar sobrevivir con lo mínimo en condiciones de miedo constante

¿Qué significa para usted la palabra ‘refugio’?

Refugio... es una palabra que duele. No fue una elección, fue una obligación. Nos obligaron a salir bajo amenaza de muerte. Cuando te apuntan con un arma y tienes que decidir entre quedarte y morir o irte y salvar a tu familia, no hay opción.

No es la primera vez que mi familia vive esto. Somos originarios de Yafa [actualmente, Israel] y mis padres ya fueron desplazados antes. Ahora lo hemos vuelto a vivir. No se trata de querer irse, sino de tener que hacerlo para sobrevivir.

¿Y cómo fue la acogida fuera de Gaza? ¿Cómo les recibieron en otros países? Han estado en Qatar, ahora en Egipto…

Así es, primero estuve unos meses en Doha y después en Egipto. En ambos lugares encontré gente muy humana y solidaria. La mayoría de las personas nos recibieron con empatía, con compasión.

No se trata de en qué país estés, sino de sentir que alguien comprende tu dolor. Cuando te dicen “estamos contigo”, ese simple gesto alivia mucho. No somos solo víctimas en Gaza, también necesitamos sentir que el mundo nos ve, que no estamos solos.

No somos solo víctimas en Gaza, también necesitamos sentir que el mundo nos ve, que no estamos solos

¿Cómo describiría emocionalmente esa experiencia de huir una y otra vez?

Es un dolor continuo. Cada vez que te marchas, pierdes una parte de ti misma. No solo dejas cosas materiales, sino tu rutina, tu vecindario, tu vida cotidiana. Y, además, cuando llegas a otro lugar, no sabes cuánto tiempo podrás quedarte. Vives en un estado permanente de alerta. Mi corazón se rompió muchas veces. No es fácil mantener la calma cuando lo único que te acompaña es el miedo.

Ha trabajado en Gaza como periodista y es la representante de Reporteros sin Fronteras en Palestina. ¿Cómo ha sido ejercer el periodismo allí?

No hay periodista en Gaza que no haya trabajado bajo peligro. No existe lugar seguro, ni siquiera con un chaleco [antibalas] o un casco de prensa. De hecho, esos chalecos se convirtieron en objetivos.

Israel no quiere que el mundo vea lo que ocurre. No quiere que se documenten los crímenes contra civiles, mujeres y niños. Por eso los periodistas somos atacados: destruyen nuestras casas, nuestras familias, nuestras cámaras. Porque somos los que mostramos la verdad [al mundo].

¿Por qué cree que los periodistas se han convertido en un objetivo directo?

Porque para Israel somos más peligrosos que los combatientes. Nosotros no disparamos, pero mostramos al mundo lo que está pasando. Y eso genera presión internacional. Cuanta más información sale de Gaza, más presión sienten y más nos atacan.

A pesar de todo, siguió ejerciendo el periodismo. ¿Por qué?

Porque creemos en nuestra misión. Ser periodista en Palestina es una labor profesional, pero también patriótica. Queremos contar la verdad, queremos que el mundo vea el sufrimiento de nuestro pueblo.

Los periodistas no somos parte de la guerra. Somos testigos, comunicadores. Pero Israel no lo entiende así: nos ha asesinado, herido y encarcelado. Aun así, seguiremos trabajando, porque nuestra voz es nuestra resistencia.

Los periodistas no somos parte de la guerra. Somos testigos, comunicadores. Pero Israel no lo entiende así

¿Qué futuro espera para los periodistas palestinos?

Espero que las organizaciones internacionales presionen más para protegernos. Que se nos brinde apoyo psicológico, material y humano. Que se reconstruyan los medios destruidos y se respete el trabajo de la prensa. Necesitamos que el mundo actúe. Que las instituciones internacionales exijan responsabilidades. No queremos privilegios, solo protección y justicia.

Los gobiernos tienen que presionar más a Israel y a Estados Unidos. Yo no pido lujo ni privilegios, pido lo básico: seguridad, justicia, reconstrucción y respeto. Y que las familias de los periodistas asesinados reciban apoyo. Que se les reconozca su sacrificio.