Castilla-La Mancha, con su clima mediterráneo continentalizado, presenta características particulares que afectan directamente a la calidad del aire en los hogares de la región. Los inviernos fríos y los veranos calurosos, unidos a las significativas oscilaciones térmicas entre el día y la noche, crean condiciones que favorecen la acumulación de contaminantes en el interior de las viviendas. Durante los meses invernales, el sellado hermético de las viviendas para conservar el calor, combinado con el uso continuado de sistemas de calefacción, genera un ambiente propicio para la concentración de CO₂ y compuestos orgánicos volátiles. En verano, la necesidad de refrigerar los espacios mediante aire acondicionado limita igualmente la renovación natural del aire, creando un círculo vicioso que a

See Full Page