Durante la campaña de sus primeras elecciones presidenciales, Donald Trump resumía la fidelidad de su base en una imagen muy potente: “Podría disparar a alguien en plena Quinta Avenida y me seguirían votando”. Tenía razón. Desde entonces, Trump ha fomentado un intento de golpe de Estado, ha sido condenado por abuso sexual, ha sido imputado por irregularidades financieras y ha sido investigado por revelación de secretos, al mantener papeles clasificados en su residencia de Mar-A-Lago.

Nada de eso impidió que el multimillonario neoyorquino consiguiera más de 77 millones de votos en las pasadas elecciones de noviembre de 2024, la cifra más alta lograda jamás por un candidato republicano. La duda, ahora, es si podrá salir ileso también de su relación cada vez más probada con Jeffrey Epstei

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