Mientras en EEUU y el norte de Europa avanza la propiedad compartida, en España sigue siendo una excepción. Ni el Estado, ni las universidades, ni la Iglesia parecen dispuestas a impulsar un modelo que podría humanizar la empresa y fortalecer el tejido productivo.

En el mundo anglosajón y en el norte de Europa, la participación de los trabajadores en la propiedad de las empresas es una realidad en expansión, respaldada por políticas públicas, incentivos financieros y un marco cultural que premia la corresponsabilidad. En España, en cambio, las empresas participadas siguen siendo casos aislados.

En Estados Unidos, los ESOPs (Employee Stock Ownership Plans) permiten que millones de empleados sean copropietarios de sus empresas. En el norte de Europa, la cogestión y las cooperativas moderna

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