Antes del ataque que sufrieron la sala Bataclan y otros puntos de París el 13 de noviembre de 2015, con 130 muertos , no conocían los europeos los niveles oficiales de alerta terrorista, ni se hablaba de la “autorradicalización” en redes sociales, ni se miraba al Sáhara como la caliente olla yihadista que es hoy.

La amenaza desde entonces se mantiene vigente, si bien transformada . En estos diez años se recrudeció la guerra occidental contra las bases de Estado Islámico en Oriente Próximo, se edificaron normas con las que Europa adoptó una actitud securitaria en detrimento de su viejo relax, y una nueva presión policial ha modificado las formas del terrorismo islamista.

Europa ha ido aprendiendo a base de golpes de los llamados “de alta letalidad” . Para Carlos Igualada , dir

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